La Casa Matusita

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                        La Casa Matusita 

Tanto se ha escrito y muchas versiones se han dado acerca del origen de esta leyenda urbana, de quizá la mas conocida y publicitada casa embrujada de Lima. 



La realidad es que en tiempos anteriores a su construccion y segun crónicas y mapas de la época, toda esa zona de Wilson y alrededores era un centro de adoración religiosa prehispanica y ya en la colonia fue el lugar exacto por donde pasaba la antigua muralla de Lima, la misma que servía tanto para la defensa militar de la capital como para separar a los ciudadanos entre españoles, indios y esclavos.


En 1860 fue construido, al frente de la Casa Matusita, el llamado Panóptico de Lima, y se dice, que tanto "la Casa Matusita como los ambientes cercanos a ella, sirvieron en aquellas épocas como centros de interrogatorios para la delincuencia común y de militares sobre todo en las épocas de la Guerra del Pacífico."

Poco se sabe de cuando fue construida exactamente la casona y la version mas aceptada es que la primera propietaria fue una dama europea llamada "Parvaneh Dervaspa, quien llegó a Lima en 1735 y que fue acusada por la Santa Inquisición como hechicera."

Esta supuesta acusación se debió a que muchos de los vecinos de Parvaneh aseguraban que ella tenía la "habilidad, a través de ritos, de curar algunas enfermedades que en ese tiempo acechaban la capital. La Iglesia la consideró una bruja y la capturó para el respectivo juicio o auto de fe que la Inquisición realizaba en Lima desde 1573."

"La mujer, luego de incontables torturas y martirios, tuvo que confesar que su poder provenía del propio demonio, producto del cual obtuvo la mayor de las condenas que fue la muerte en la hoguera. La historia comenta que Parvaneh en pleno acto lanzó una maldición que muchos afirman se refería a la morada en donde vivía."

Sin embargo, según el libro Historia del tribunal de la Santa Inquisición de Lima: 1569-1820. Tomo II, Capitulo XXIV, la última mujer en ser condenada a la hoguera fue "María Francisca Ana de Castro, alias la madama Castro, natural de Toledo, vecina de Lima, de cincuenta años", en el año de 1736 y después no hay datos de ninguna mujer que haya sido quemada en la hoguera por herejía o brujería.

Despues de la supuesta ejecucion de esta primera propietaria, "la casa queda abandonada y cayó en ruinas hasta el año 1873, donde supuestamente es comprada y reconstruida por una familia japonesa. Es aqui donde sucede un crimen pasional, donde el jefe de familia asesina a los demas miembros de la casa, antes de suicidarse finalmente."

Sin embargo antes de aceptar esta version, hay que señalar que hay registros que los primeros inmigrantes japoneses que legaron al Perú lo hicieron recien en 1899 y fue para que trabajen en las haciendas azucareras del norte. Ademas, no hay registros ni policiacos ni juridicos acerca de un crimen de esa naturaleza cometido en esos años y en esa zona de Lima.

Finalmente, en 1925 la casa es comprada por la familia Andrade Fernández. En la edición Número 73 de la revista Etiqueta Negra se cuenta lo siguiente:

“La propietaria de la casa es una mujer de noventa y seis años, que goza de buena memoria. Se llama Lidia Andrade Fernández viuda de Thierry, y recuerda con cariño todos los años de felicidad que pasó en el segundo piso con sus cuatro hermanos y sus padres. Ellos compraron la casa en 1925. Andrade vivió allí desde los doce años. Recuerda muy bien los detalles: los techos eran «altos y las cornisas hermosamente talladas»; había dos salas, un comedor, un «escritorio de papá» y un «balcón redondo en la esquina de la casa y que hoy ya no existe. Un balcón único en el que a mí me encantaba estar, porque desde ahí veía las dos calles». La señora Andrade sólo tiene recuerdos gratos y se enoja cuando alguien menciona los fantasmas. La única persona que falleció en esa vivienda –recuerda en la casa donde ahora vive, en un barrio residencial de Lima– fue su padre, un hombre tan «amado por el pueblo» que el propio presidente Augusto B. Leguía le llamaba El Presidentón. Murió de una muerte natural. Su esposa quiso evitar los recuerdos dolorosos y por eso, al enviudar, a mediados del siglo pasado, se marchó de la casa con sus hijos. Ésa fue la única sombra auténtica sobre el predio familiar. Una historia como la de cualquier familia libre de grandes misterios.”

 Foto del interior del segundo piso de la casa, entregada por el hijo de la actual propietaria a la revista Etiqueta Negra.

Despues de ello y como muchos limeños sabemos, la casa fue arrendada a una ferreteria llamada Matusita, de la que toma el nombre que hasta hoy le conocemos. Y desde el 2005 ocupa la primera planta una agencia de un banco local. Todo lo demas que se repite de ella (a entrada de Vilchez Vera, la teoria de la conspiracion desde la embajada Norteamercana, etc , cierto o no, ya forma parte del imaginario popular de nuestra Lima La Única. 

Fuentes:
1. Historia del Tribunal de la Santa Inquisición de Lima: 1569-1820. Fondo Histórico y Bibliográfico José Toribio Medina. Santiago de Chile: 1956.
2. Revista Etiqueta Negra. “Los fantasmas de la Casa Matusita”.
3. Revista Milenarios. "La Leyenda de la Casa Matusita"

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